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sábado, 18, mayo, 2024
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Recordando las balsas de almacenamiento de agua de Petrer

Por: Amparo Blasco Gascó

En el Petrer agrícola y ganadero de antaño, las balsas de almacenamiento de agua formaban parte del paisaje rural y urbano. Unas balsas fundamentales para la agricultura y la ganadería pero también para el consumo de los vecinos de nuestra localidad

Petrer hasta las primeras décadas del pasado siglo XX fue un pueblo agrícola y ganadero con grandes fincas en las que el agua era más que una necesidad, no solo para el consumo y aseo personal de sus moradores sino, principalmente, para el ganado, las tierras fértiles de la huerta y para los animales de carga.

En esa necesidad de agua, teniendo en cuenta que es un bien escaso y sin medios mecánicos para extraerla de subsuelo, las balsas para almacenar agua jugaron un “papel” más que relevante.

Muchas de ellas se abastecían de las minas de agua y otras de manantiales, las de calidad se construían con sillares, grandes bloques mientras que para construir las más humildes se recurría a la piedra de cantera sin trabajar y se lucían con yeso.

La decadencia de la agricultura y el crecimiento urbanístico de Petrer son las causas principales por las que de algunas de ellas ya no existe ni rastro, otras están en desuso y el resto han sobrevivido.

En lo que hoy es la Plaza del Derrocat y Carreró de la Bassa, en su día fue la principal balsa de nuestra localidad, Bassa La Fonda. Se abastecía del agua sobrante de las fuentes públicas del pueblo. Un agua que procedía de las de Puça, Pantano, Fonteta y Tabaides y que fluía por la Rambla de Puça hasta el azud, pequeño pantano, denominado, popularmente, “parat”, desde donde se desviaba y canalizaba para abastecer a la población a través de las diferentes fuentes que se encontraban en distintos puntos del municipio.

El agua sobrante se destinaba, concretamente, a los cultivos de regadío que se encontraban en lo que, actualmente, es la calla La Huerta.

Una balsa que con la apertura de la calle Constitución, la construcción de dos grandes bloques de pisos y de la Plaça del Derrocat se derribó, quedando en el recuerdo de muchos petrerenses mientras que las generaciones más jóvenes solo pueden tener noción de ella por las fotografías.

Otra balsa que ya no existe es la Balsa del Tío Perico, construida en lo que hoy en día, más o menos, es el colegio 9 d´Octubre.  Esta balsa se abastecía de las aguas de Puça, siendo su uso agrícola, principalmente, para la extensa huerta de las partidas Salinetas Bajas y Almafrá Alta.

Mientras que la Bassa El Moro se abastecía de la Mina de Agua de Puça, Una balsa que se construyó para la zona de huerto de lo que, actualmente, es el barrio de El Guirney y que se levantaba en la zona en la que, actualmente, se encuentra Mc Donald y la Estación de Servicio y Lavadero de coches.

La Bassa Els Peixos, que debe su nombre a que contaba con carpas, pertenecía a la Finca San Jerónimo.

En este caso, se alimentaba de un “parat”, en el cauce de la Rambla de Puça, a pocos metros del antiguo Matadero Municipal, que desviaba el agua por una canal grande a cielo abierto hacia una balsa de decantación en la que se retiraba la suciedad en suspensión, como restos de leña, ramas y hojas, con el fin de que el agua saliera lo más limpia posible antes de llegar a la Bassa Els Peixos.

Una balsa que se construyó en lo que, actualmente, es la Escuela Infantil Els Peixos, de ahí la denominación de este centro educativo. Fue muy importante este “acuífero artificial” porque suministraba el agua a la Finca de San Jerónimo de grandes dimensiones.

De las pocas que quedan en pie dentro o cerca del casco urbano es la Bassa El Casero, conocida también como la Balsa Los Patos porque hubo un tiempo que contaba con este tipo de aves palmípedas.

Una balsa que se salvó incluso de la construcción de la autovía del Mediterráneo A-3 y que recibía de las canales que se abastecían de las Minas de Puça a través del “Molí de l´assut”.

Respecto a las balsas que podemos encontrar en las diferentes partidas rurales del término municipal de Petrer, destacamos la Bassa de Gurrama, conocida también como Bassa del Bous, que abastecía a una de las fincas más grandes de nuestra localidad ya que disponía de más de un millón de metros cuadrados, la Finca Gurrama que disponía de su propia agua.

El agua que se almacenaba en esta balsa procedía del manantial del Barranc de Badallet desde donde se conducía a través de una canaleta, pasando por El Pantanet, hasta llegar a esta finca. Un agua que abastecía tanto a su balsa como a su lavadero.

Son varias las fincas que disponía de su propia Mina de Agua por lo que no tenían problemas para almacenar agua en sus balsas.

Una de ella es la Finca Ferrussa que todavía está en activo; otra las balsas de la Finca Casses de L´Avaiol, conocidas también como Casses de Villaplaba, que con el agua de su mina abastecía tanto las balsas como el lavadero de la finca.

Mientras que la Bassa de Les Pedreres, actualmente en desuso, se alimentaba del manantial de Caprala, al igual que lo hace, a día de hoy, la Bassa Gran que se encuentra en esa partida rural.

Un manantial que también abastecía la balsa, abrevadero y lavadero de la Finca Casa Marcos que se encontraba junto a la entrada al Campamento de Caprala.

A la Finca la Foia Falsa, donde en la actualidad se encuentra la Casa Rural Mas del Poeta, las aguas que almacenaba en sus dos balsas procedían del “parat” del Barranc de Catxuli. Un agua que se derivaba a través de una pequeña conducción labrada, inicialmente, en la misma piedra y, posteriormente, por unas canaletas la desviaban hacia las balsas de esta finca.

Una finca que un pilón, balsa de pequeñas dimensiones, para acercar el agua a sus viviendas, principalmente, para el consumo e higiene personal de sus residentes.

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