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domingo, 19, mayo, 2024
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LLANTO DE UNOS PADRES ANTE LOS SUFRIMIENTOS DE LA GUERRA

Somos seis hombres de diferentes localidades del Vinalopó que solemos reunirnos, con cierta frecuencia, para compartir nuestras inquietudes, nuestros problemas, nuestras dificultades, como hombres y como personas, para desvelar nuestros sentimientos y también para alegrarnos juntos. Nos escuchamos, nos respetamos, intentamos comprendernos y solemos animarnos conjuntamente. Formamos parte de una asociación estatal comprometida con la igualdad entre hombres y mujeres, cuyo nombre es AHIGE (Asociación de Hombres por la Igualdad de Género). Junto a esa vertiente interna, realizamos una proyección pública de nuestro compromiso igualitario con talleres, charlas, mesas redondas, conferencias, ruedas de hombres, cartas…

                En el último encuentro que tuvimos hace poco, hablando de nuestras vivencias personales, salió el drama de la guerra en Ucrania y el de otras guerras olvidadas. De forma sencilla y espontánea, uno de los participantes, contando como estaba él viviendo la guerra ucraniana, empezó a llorar ante el sufrimiento de tantos jóvenes que, como sus hijos, allí están arriesgando sus vidas. Este sentimiento profundo y sincero de nuestro compañero nos contagió a los demás, haciendo surgir de la conciencia del grupo el deseo de compartir nuestra sensibilidad y nuestra oposición a esta y a toda guerra con aquellos hombres, padres y ciudadanía que quiera escuchar nuestro grito de angustia.

                Somos hombres que sentimos que todas las guerras nacen, en el fondo, de los estereotipos y mandatos de poder y de fuerza que caracteriza a la masculinidad dominante. Estamos convencidos de que todo conflicto bélico nace, en última instancia, de la necesidad que tiene el preponderante rol patriarcal de ejercer su dominio sobre los espacios y sobre las personas, sin tener en cuenta los sufrimientos que pueda infligir a la humanidad y el daño que pueda hacer a la naturaleza. Nosotros aborrecemos que esto tenga que ser así. Y por eso nos apoyamos y nos ayudamos para intentar ser otro tipo de hombres que opten por el cuidado, la ternura, la sensibilidad, la cooperación, más que por el poder, el distanciamiento, la prepotencia y la ambición desmedida. En consecuencia, rechazamos las guerras como expresión extrema y cruel del rol machista de los hombres.

                Somos padres y, desde esa conciencia de nuestra paternidad, sufrimos y lloramos al pensar que en estos momentos, de residir en Ucrania o Rusia, nuestros hijos se verían obligados, forzados por una decisión de los gobiernos ucraniano y ruso, a incorporarse al ejército con el riesgo de verse obligados a matar o morir en el desempeño de su nueva, pero impuesta, condición militar. Asimismo, nos duele hondamente, desde nuestra paternidad, el sufrimiento que puedan tener las madres o padres de aquellos niños o jóvenes que, en algunas guerras localizadas en otros países, al ver que sus hijos o hijas son secuestradas para someterles a ser soldados a la fuerza y obligarles a matar. Es el caso de lo que se conoce con el  nombre de “los niños soldado”. Como padres que somos, decimos NO a que ningún hijo nuestro ni de nadie, bajo ninguna razón se vea obligado a escoger la muerte, suya o de otros, sobre la vida de todos.

                Finalmente, somos hombres y padres que, a lo largo de nuestra historia, hemos formado parte o hemos estado íntimamente relacionados con los movimientos sociales ligados al pacifismo, al antimilitarismo y a la noviolencia. Hoy seguimos pensando, creyendo y sintiendo que los conflictos, por muy graves que sean, pueden y deben resolverse a través del diálogo, el acuerdo y la negociación. No nos parecen justificables ni la agresión de la Federación Rusa, totalmente condenable, ni la falta de una acción previa para evitarla, ni el resto de guerras actuales existentes en el mundo. En todos y cada uno de los casos hay padres y madres, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, niñas y ancianos, que, sin culpa alguna, siendo inocentes, están sufriendo los efectos de la violencia.

                Por todo lo que sentimos y porque queremos una sociedad más igualitaria, estos seis  hombres, padres y pacifistas, decimos claramente y muy alto “NO A NINGUNA GUERRA”.

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